
La familia González Quintana


A continuación transcribo el resumen del primer conversatorio que se llevó a cabo entre los primos, para conocer mas de cerca a nuestros antepasados hecho por Pablo Pío González Gaitán y Andrés González Duperly. Me parece interesantísimo, así como la carta que nuestro abuelo le envió a la mamá de él, que se explica por sí sola. Con estos documentos, podemos conocer mas de cerca a quienes nos precedieron y nos dieron, además de la vida, ejemplo de rectitud.
El Primer Conversatorio que tuvo lugar el pasado 21 de marzo resultó ser un inicio genial; asistimos Hernán, Eduardo, Daniel José, Pablo Pío, Amparo, Manuel, Raúl, Fernán y Andrés; nos entretuvimos compartiendo y aclarando anécdotas y las percepciones de éstas, en la alegría y la espontaneidad que distingue a cada quien.
El tema que nos inspiró a reunirnos y charlar fué el Poema que compuso y dedicó Rafael a su muy querida esposa y familia, denominado por nuestro abuelo, “A M a r í a” fué escrito por Rafael González Barrero un 12 de enero de un año que no hemos determinado todavía (aunque creímos que sería por o luego de 1904).
Conclusiones generales:
El escrito contiene unos hermosas manifestaciones de sus sentimientos hacia su esposa y adorada prole y familia paterna, podemos tratar de entender que todo poema manifiesta los sentimientos expresados en palabras, para demostrar en la forma armónica del lenguaje, unos particulares y profundos mensajes que a través del tiempo contienen en tiempo presente la evocación de el amor y la Fé, sabiduría, nostalgia, ansiedad, patriotismo, ternura, nostalgia de sus sueños juveniles contrastados con la realidad y dureza de la vida; se manifiestan en las escogidas 23 cuartillas dedicadas con esmero y armonía, pero con métrica irregu-lar (Hernán), y desde lo literario no tiene tanto valor, siendo hermosa su intención y esencia.
El poema “ A M a r í a” es una apología de vida; sus líneas son Su autobiografía (Amparo)... Es un escrito con sentido, nostálgico y profundo. Entre líneas, nos presenta sentidos mensajes que podemos y debemos interpretar y casi adivinar.
Luego de la Guerra de los Mil Días en la cual el General Rafael González Barrero participó, fue propuesto por la Provincia de Ubaté para Senador Principal de la República cuando éste cargo —ad-honorem — se ejercía generosamente por el bien de la Patria—, cargo que nuestro abuelo aceptó.
Dice el escrito de la “Explicación Necesaria” [1] que éste Congreso en particular estaba compuesto por personalidades y gentes ilustres y de bien que estaban allí con el único propósito de trabajar por el bienestar del país y sus gentes, sin ningún otro objetivo.
También debemos recordar que en esa época ésta corporación se reunía cada dos años realizando y tramitando los proyectos de Ley y demás que eran de su competencia.
El caso es que a pesar de ello —estar allí personas de reconocida buena reputación y conducta— el presidente Reyes quería que se emitiera dinero transgrediendo la Ley que establecía la relación de circulante frente a las reservas en oro y otras monedas; así empiezo a recordar algunas anécdotas de papá y otras que mi hermano Eduardo ha narrado en conversatorios anteriores y que han surgido a raíz de los variados comentarios que aparecen y relativos al tema.
Reyes, en un momento determinado decidió desterrar a sus “opositores” —así los llamó— a un territorio aún hoy lejano y que describía como “la tierra del coco y del cacao”; Mocoa; todo esto era tema entre los integrantes del Senado con quienes cada día departían sobre los temas que les preocupaba dar viabilidad con el fin de encontrar y ofrecer para los ciudadanos; es así como a un compañero le invitan a hablar acerca de la situación incómoda frente al gobierno y dice a sus amigos: “… no puedo reunirme con ustedes para eso, porque en mi casa me enseñaron que era mala educación hablar con la boca llena…”, todos comprendieron que Reyes le había dado un cargo. Posteriormente se enteraron que había acontecido y lo narraba papá, así: “…el senador ¿ ? fue llamado a palacio cuando Reyes le ofreció cargo indicando que de no suceder y aprobar —como él decía— lo invitaba a establecerse en la tierra del ‘coco y del cacao”; la respuesta del senador fue instantánea y le contestó: “… el coco lo tengo delante y el cacao lo tengo en mi casa, y con su permiso general…”, ello causó gracia a Reyes por la respuesta en sí y por la velocidad de la misma, porque —hasta ese momento— mantenía sus convicciones; sin embargo al rato fue subyugado por Reyes… el tirano.
En días posteriores por palacio desfilaron muchos de ellos —todo esto fue posterior a la publicación de la “EXPLICACIÓN NECESARIA”— la cual todos habían suscrito y que, de acuerdo al calambur de Juan “…hace necesaria una explicación…”. Ver anexo complementario.
Rafael González Barrero también fue llamado por Reyes; y Eduardo nos dice que había oído de la abuela María que, estando en el despacho del presidente, Reyes le mostró el globo terráqueo al abuelo y le dijo: “ … General, ¿dónde quiere educar a sus hijos?, e inmediatamente le contestó: en Colombia General Reyes…”.
Concluiría que la pureza administrativa y cero corrupción que buscó la guerra de los mil días se pervirtió —a partir de Reyes— y fue por lo cual, muchos colombianos ofrendaron vida y bienes; el año 1905 Reyes, a dedo, reunió una Asamblea Constituyente para hacer y deshacer durante su gobierno y a quienes no estuvieron de acuerdo ni se plegaron a sus caprichos administrativos -ó a aceptar cargos públicos en embajadas- los desterró o persiguió inventando cargos penales -como sindicarlos de revolucionarios/ subversivos- por lo cual las autoridades estarían obligadas a buscarlos y apresarlos. En este grupo estuvo nuestro abuelo con otros pocos que tuvieron la integridad moral y entereza de carácter para asumir lo correcto en cambio de lo conveniente.
De esta manera sus familias —y entre ellas, la nuestra— tuvimos como promesa de futuro una vida plena de ejemplo moral y principios; herencia que nos dejó a sus descendientes: “ la certeza de poder tener la frente en alto ante cualquiera dado que no cejó ni vendió su patria y los destinos de ella en cuanto estuvo en su mano”.
De igual manera cuando nuestro abuelo regresó de la persecución del gobierno de Reyes (hace ya un siglo y un año largo) se hizo cargo de las deudas y asumió con sus propiedades las deudas contraídas por su familia paterna (Ma. Luisa, Enrique y Luis) porque su sentimiento y sentido de honor y probidad le indicaban el derrotero de legar el buen nombre, el cumplimiento de sus compromisos y palabra a sus hijos/ descendientes y así le oí a papá; …” para que ninguno de sus descendientes tuvieran motivo para agachar la cabeza ante otros y nada les puedan reprochar…”.
Ellos —descendientes— a través de su vida y actos como consecuencia de sus enseñanzas y ejemplos por parte de ambos -la abuela María y el abuelo Rafael- legaron a nuestros papás y tíos abuelos descendencias con derecho a sentirnos enorgullecernos por las actitudes, valores y ejemplos; en consecuencia, diría que estamos, llevamos y reposan en nosotros compromisos de rectitud, honradez y ejemplos al los cuales estamos obligados a transmitir-legar a quienes nos siguen en el tiempo…
Y al observar el desarrollo familiar actual contemplamos un gran componente con actitudes y vidas buenas, hogares y familias amorosas con valores y principios; en muchos casos ejemplares, con un espíritu vivo de servicio hacia el prójimo, con proyecciones personales y grupales así como el desarrollo de sus capacidades y en formación de nuevas, dedicados a actividades personales y profesionales —que prometen— para la familia, en la mayoría de los casos, un progreso en alza y con perspectivas generosas —siempre bajo la égida y protección de Dios—.
Hay en lo más intrínseco del espíritu familiar un aforismo muy jesuita, todo se hace A MAYOR DEI GLORIA (A.M.D.G.)
Mucha razón y entereza tuvo Alvaro González Q., para decir a su superior en la Escuela Militar “¡..Con la novedad que el cadete González NO le rinde honores al General Reyes…!” y a pan y agua en el calabozo estuvo por ello.
Recordatorio; transcripción del verso sobre esos episodios injustos que vivió nuestro abuelo:
1 Documento fotografiado PPG de la Sección Documentos Históricos Biblioteca Luis Angel Arango, anexo.
La mezcla de los temas que los constituye, integra con originalidad y nostalgia (Familia, Patria, Dios...); trabaja el pasado con ternura y hace referencia a su presente inmediato con valor, el futuro queda en ‘manos de Dios’.
Por el uso de éstos vocablos, puede traslucirse que nuestro abuelo fue un hombre de principios y de una Fé profunda; le duele el alma, por el destino y momento histórico vivido, le duele haber sido objeto de polémicas calumnias y malinterpretaciones que le llevaron a estar “Proscrito y fugitivo” consecuencia de su compromiso, con el país y conciudadanos, y las circunstancias políticas; momentos de patria posteriores a la Guerra de los Mil Días -frente al cierre del Congreso del cual él fue Senador- .
Aún nos hace falta investigar las causas. A su “Caín” (Reyes) le dice: Otorgo mi perdón al cruel tirano... Tiemblo por El, cuando le diga Cristo Caín, Caín que has hecho de tu hermano? ; y en otro poema dice:
¡Al Tirano de Reyes!
(En el destierro)
¡Oye!, de una conciencia horrenda el grito
Que te lanzo a la faz ¡Oh cruel tirano!
Yo te perdono porque soy cristiano
El juez eterno vengará el delito.
Ante el Supremo Tribunal te cito
A Él te llegarás, eres humano
Cuando la muerte con su yerta mano
Te cruze en la eternidad de lo infinito
Al magistrado desleal, perjuro,
Guarda severa página la historia,
Grabada en mármol impasible y duro.
Y los hijos que un día cubrió su gloria ;
De huérfanos y viudas al conjuro,
Tornará en odiosa su memoria.
nuestro Rafael optó por defender y preservar la democracia y sus instituciones
-Conservador Histórico -, se afianza en sus Principios y Valores los que defiende a ultranza y con altura siendo coautor de un documento que en su momento causó revuelo político - La Explicación Necesaria-. Y ...... ¿no llevamos los descendientes rasgos de estas fuerzas en nuestra Alma?, con la Fe que a muchos nos pueda distinguir?
Y los sentires del abuelo sobre la juventud:
¡Oh, Juventud!
Hermosa Juventud, detén el paso
No huyas todavía, no me abandones
Ni el sol de mi ventura está en ocaso
Ni marchitas aún, mis ilusiones.
Amor radiante alumbra mi existencia ,
Y espera dicha del corazón ardiente
Lleva pura y tranquila la conciencia,
¡No me dejes tan pronto, vé, deténte!
No te asustes risueña compañera
Ni me arrojes de ti como un despojo
Que te juro por Dios que quien espera
Una pierna de Martes no queda cojo.
A continuación transcripción de una carta de Rafael González Barrero a su madre (María Luisa Barrero de González); otro ejemplo de su notable sentido de probidad…
“… En la situación a que hemos llegado por la determinación que s.m. ha tomado de irse de la casa*, por motivos que mi respeto por s.m. me prohibe analizar y no queriendo tratar personalmente puntos de por sí espinosos y delicados que pudieran dar lugar a que s.m. se disguste ó que la viveza de la discusión ocasione una escena desagradable, he resuelto escribirle a s.m. sobre los puntos que adelante tocaré, permitiéndome hacer antes algunas consideraciones pertinentes al fin que persigo en la presente carta.
Convinimos s.m. y yo que yo pondría mis bienes a disposición de los acreedores de Enrique con el fin de evitar que un remate de “Las Peñitas” nos dejara luego a s.m. y mis hermanos y a mí sin modo de levantarnos en un porvenir más o menos próximo. Esa la razón por que sin vacilación ninguna acallé los justos reclamos de los acreedores, entregándoles el fruto de mi trabajo duro, tenaz y seguramente bien dirigido como lo comprueba el éxito obtenido. Repetidas veces s.m. me dijo y a varias personas extrañas y aún de la familia que yo no perdería mi dinero porque s.m. me lo pagaría si Enrique no podía hacerlo. Cuando después de ver desvanecida hasta la última esperanza de que Enrique hiciera frente a sus compromisos, ya directamente conmigo, pues los acreedores mal que bien habían sido cubiertos y no teniendo yo recursos para atender a las necesidades de s.m. mi mujer y mis hijos hipotequé la tierra con la esperanza de rescatarla ó por medio del buen éxito en los trabajos emprendidos ó por la venta y vinimos a vivir todos juntos sin temor que la buena armonía que siempre reinó entre nosotros pudiera alterarse jamás. Muchos esfuerzos se han hecho con el fin de conseguir comprador y hasta hoy no hemos encontrado quien compre. Juzgué que mejorando la finca pudiera venderse y a costa de sacrificios de que s.m. es testigo, y sin ahorrar ni dinero, ni tiempo ni trabajo he logrado ponerle en un estado de mejoramiento que la hace aumentar de valor y debe atraer a los compradores
Es un hecho evidente e indiscutible que si con mis intereses yo no hubiera satisfecho las deudas de Enrique, “Las Peñitas” rematadas a menos precio, como la casa, apenas habrían cubierto el monto de las acreencias y que por tanto s.m. y mis hermanos nada tendrían ni podrían esperar tener; yo no quedaba en la misma situación porque el fruto de mi trabajo me había puesto a salvo.
Todas estas consideraciones y algunas más que s.m. misma hará, ponen claramente de manifiesto que nuestra actual situación está todavía sin una solución y buscando yo la manera de salir en una forma, que si es mala, es la única que podemos valernos, sin vender puesto que no hay comprador, me permito proponerle que si me dejan como pago de mi deuda los semovientes que hoy tengo, que no son el número y la calidad de los que entregué y que reciba s.m. la finca haciéndose cargo del pago de los intereses y de la liberación de la hipoteca. Mejor esta solución que la que s.m. intentó con José María De Francisco porque él habría cobrado intereses por lo menos al 2% mensual y ahora se paga al 1 ¼% . Será condición expresa que yo satisfaré los intereses mientras tengo pastos en otros potreros para mis animales y una vez que yo desocupe y entregue por escritura pública, todo quedará por cuenta de s.m. y administrará la persona que s.m. designe.
Por demás es agregar que le suplico humildemente me conserve su cariño única cosa que he procurado ganar en todo el curso de mi vida, por desgracia ya tan larga que me ha permitido ver la desconfianza con que s.m. mira mis actos...”
· María Luisa Barrero de González Pizarro vivió y fue acogida en el hogar de su hijo Rafael y María en tiempo que las dificultades económicas eran grandes para ella, Enrique y Luis.
Y bueno, con lo expresado y transcrito arriba los dejo con un cariñoso abrazo hasta el próximo Conversatorio GQ,
Pablo Pio
Bogotá, 2010-07-10