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ENTREVISTA DE PIZCO, CANDIDATO A LA VICEPRESIDENCIA DE PANAMA, PARA LA PAGINA DE LA PROMOCIÓN 

Buenos días PIZCO:

Como bien sabe, la promoción de abogados del año 1973 tiene una página en la web en donde queremos dejar una historia de todos los que la integramos.  Allí tratamos de seguir la vida de cada uno de los condiscípulos, en la medida en que vamos obteniendo el respaldo de cada uno de los que deseen ayudarnos con artículos, fotos etc, que nos quedarán de recuerdo siendo usted, precisamente, un colaborador de la misma, lo cual agradecemos inmensamente, y también para hacer comentarios, escribir anécdotas, reseñar la vida de quienes ya han ido, y sobre el ejercicio profesional, en lo posible, de nuestros amigos. Por ello queremos en esta ocasión dedicarle espacio a esta candidatura a la vicepresidencia de Panamá, lo cual, ya de por sí, es un hecho importantísimo para la promoción, como lo han sido otros casos que no voy a citar por temor a olvidarme de alguno, pero que han desempeñado cargos de altísima responsabilidad en el ejecutivo, el legislativo y el judicial.

 

RGZ.- La primera pregunta, y es obvia, como llega PIZCO a la candidatura del movimiento “Otro camino Panamá” y de donde surge esta aspiración.

R/ Desde que tenía 5 años, recuerdo, me llamó la atención el cargo de presidente, pues yo vivía en una casa ubicada en la parte vieja de la ciudad, justo al frente del club social donde con frecuencia llegaba el Coronel José Antonio Remón Cantera, entonces presidente de Panamá, quien me impresionaba con las motos de escolta, la bandera sobre el capó, las sirenas que lo anunciaban y las atenciones que le prodigaban. Poco después fue asesinado; el vicepresidente fue acusado de la autoría intelectual del crimen, mi padre fue su defensor y poco a poco fui sabiendo de primera mano sobre maniobras políticas, fraudes electorales, simulación de juicios y en algún momento me dije que estas realidades debían cambiar y me convertí en un crítico del escenario y un promotor de cambios. Recientemente el candidato del movimiento “Otro Camino Panamá” faltando 16 días para que cerrara el período de postulaciones y 20,000 firmas de apoyo para hacer posible la candidatura, me ofreció que lo acompañara como vicepresidente y, consecuente con aquellos sueños forjados desde la niñez, me tomó un día decir que sí.

20 días más tarde, el Tribunal Electoral anunciaba que habíamos sobrepasado por 8.000 el número de firmas necesario para ser candidatos.

RGZ.- En Colombia, sabemos todos, la vicepresidencia mas que un cargo, es una opción de heredar el cargo de presidente en el evento de que este se ausente de manera temporal o definitiva. ¿Es lo mismo en Panamá o tiene otra connotación distinta?

R/ La constitución panameña dispone que el vicepresidente reemplaza al presidente en sus ausencias temporales o absoluta, asiste con voz al Consejo de Gabinete, asesora al presidente y asiste y representa al presidente en actos públicos y congresos nacionales o internacionales o misiones especiales que el presidente le encomiende.

RGZ.- Si es igual a Colombia, usted esperaría que el presidente, en el caso de que triunfe su movimiento, le designe labores, o seguiría su vida particular.

R/ Consecuente con lo dispuesto por la Constitución Política, el candidato a la presidencia de nuestro movimiento ya ha declarado públicamente que el vicepresidente no ejercerá ningún cargo, contra la costumbre de los últimos gobiernos, y en su lugar constituirá un equipo con el presidente para asesorarle y darle seguimiento a las tareas y responsabilidades de los funcionarios del gobierno.

RGZ.- Bueno, pasando a hora a otros temas mas de nosotros, los de la promoción, queremos conocer un poco ciertos aspectos de su vida hace ya ¡¡ 45 años!! Cuando entramos a estudiar a la facultad. Usted sabe que cuando una persona entra a estudiar derecho, en el primer semestre (en nuestra época era el primer año) ya siente deseos de llegar a altos cargos en el sector público o privado. ¿Nunca pensó que, por estudiar derecho en otro país, como Colombia, se le podrían cerrar las puertas a una carrera política en Panamá la cual lo tiene hoy con posibilidades de acceder al cargo de vicepresidente o en esa época no pensaba en inmiscuirse en el campo político?

R/ Yo había comenzado en la Universidad Nacional de acá y había sido cerrada, de modo que no había muchas opciones. Sí supe que podía haber inconvenientes pero también confié siempre en que si los había, habría formas de superarlos y así ha ocurrido.

RGZ.- Salirse uno de su país, porque toma la decisión de estudiar o trabajar en otro país era una decisión complicada porque se unen y se contraponen muchos afectos. Hoy vemos que los jóvenes lo hacen como parte de su vida, pero en la época de nosotros las cosas no eran así. Por qué no nos cuenta las razones que lo impulsaron a estudiar en Bogotá... ¿Fue difícil la decisión? ¿Y por qué a la Javeriana y no al Rosario o al Externado?

R/ Consecuente con mis aspiraciones de activarme en la política, y a pesar de que mis padres me habían matriculado en la única universidad privada y católica de Panamá, comencé mis estudios de Derecho en la Universidad Nacional, en 1968, en el mes de abril. Fue un año particularmente convulso, con el juicio a un presidente, elecciones nacionales, cambio de presidente y golpe militar que se produjo el 11 de octubre. Por supuesto, yo estaba en las filas del antimilitarismo y en un régimen como el que se iniciaba, eso no era saludable. Para el mes de octubre, previendo que podían cerrar la universidad de Panamá, le escribí a un compañero que cursaba en la Javeriana, lo más cercano, más afín y, en mi opinión, de mayor calidad académica en el entorno, quien habló con el Padre Giraldo, y presenté los exámenes de admisión el 28 de noviembre. Luego de hacerlos, regresé a Panamá y la Universidad Nacional fue tomada, manu militari, una semana después, de modo que en los primeros días de enero viajé a Bogotá y por supuesto que mi mamá acompañó a su hijito para cerciorarse que quedaba bien instalado, pero pienso yo que, sobre todo, quedaba lejos de las tentaciones del activismo político antimilitarista, que podía tener imaginables consecuencias.

RGZ.- Es apenas normal que cuando un hijo bien sea por decisión propia o decisión de los padres, se salen de la casa paterna para irse a un apartamento o fuera del país, a trabajar o estudiar, lo cual se convierte en un momento afectivo muy difícil como ya lo dijimos. Y es lógico que quienes más se “oponen” son las mamás, por mil razones que para ellas son lógicas: que la ropa, la seguridad, quien lo va a atender, no se le olvide recoger el desorden, etc etc ¿Qué te dijo tu mami cuando tomaste esa decisión? ¿Y la novia que tenía en ese momento? Lo esperó para continuar el noviazgo cuando regresó o ahí mismo lo puso de “patitas en la calle” …

R/ Ja, ja. En aquellos momentos no había novia, sólo fiestas.

RGZ.- Todas las personas somos acogidas en nuestros grupos familiares y de amigos, generalmente con un trato es afectuoso, distinguiéndolo a uno bien sea por el nombre o por un sobre nombre ¿De dónde viene el apodo de PIZCO que hoy lo identifica ante los abogados javerianos, que les dice más que el mismo nombre de Guillermo Márquez Amado? ¿Le molestó alguna vez que se lo endilgaran o le agradó desde el principio?

 

R/ El apodo me lo puso mi papá y tiene su origen en el pisco como se entiende en Colombia. Resulta que antes de nacer, pero ya estando encinta mi mamá, ambos viajaron en barco de Europa a Panamá y el barco hizo una parada en Cartagena, esa parada seguramente trajo a mi papá la memoria de las expresiones de su propio abuelo, bogotano y rolo, y comenzó a referirse a mí, como el pisco que estaba en camino de venir al mundo, y lo hacía imitando el hablado rolo que había aprendido de su propio abuelo. Cuando llegaron a Panamá y hubo las obligantes reuniones familiares para celebrar el regreso de Europa, luego de un par de años de permanecer allá, ineludiblemente mi madre hacía que mi papá en idioma rolo marcado y chirriado, relatara la nueva de la venida al mundo de la criatura y así, de relato en relato, de reunión en reunión y hasta que finalmente pegué el protocolar grito de mi llegada al mundo, me fui llamando pisco, y, por singularizarme, me cambiaron la s por z y escribieron mi apelativo con mayúscula, si bien tuvieron el tacto de dejarlo por apodo únicamente y así nació Pizco.

 

Sólo me molestó cuando estaba en primer grado, pero ya era inútil luchar contra la corriente y después sentí en mi adolescencia que era mejor llamarme con el verdaderamente exclusivo Pizco, en lugar de los abundantes Memos, Pachos, Pacos, Santis, Ricas o Monchos.

RGZ.- Cuando uno llega nuevo a una institución colegial, universitaria, militar etc., siempre hay futuros compañeros con los que ahí mismo existe “feeling” y otros con los que se demora un poco más y algunos con los que jamás entra en contacto, a no ser para mandarse al demonio. En su caso, Pizco, ¿quién fue el primer amigo o amiga colombiano del curso con el que hizo amistad ahí mismo? ¿Alguna vez sintió que le hicieran “bullying” en el curso?

R/ Del mismo día de los exámenes de admisión, recuerdo a Nohemí Sanín y a César Jaime Gómez. Después, cuando ya comenzamos clases trabé magníficas relaciones con varios compañeros,  algunos incluso visitaron mi casa en Panamá. Nunca tuve ni he tenido aversión ni distancias con ninguno si bien, como es normal, con algunos existen más afinidades que con otros.

Bullying? No faltó el que me recordara la independencia de Panamá de Colombia, como una traición. Me sirvió mucho para motivarme a estudiar con interés la historia y concluir interesantes verdades distintas de las versiones que se enseñan en ambas naciones. Vale la pena investigarla.

 

RGZ.- El cura Giraldo fue un sacerdote extraordinario y un gran Decano. Muchos alumnos adoran a Giraldo, otros no tanto ¿Qué recuerda del cura Giraldo? ¿Cómo le fue con él? ¿Influyó en algo que fuera panameño para ingresar a la facultad o por el contrario, lo recibió sin problemas?

R/ Recuerdo las buenas y las malas. Cuando lo conocí fue muy afable y simpático, pero cuando iba por tercer año y me identificaba más con las izquierdas las cosas cambiaron. Además académicamente le dí todas las justificaciones para echarme pues en el segundo semestre de tercer año, que fue el año del parteaguas, un amor arrebatador me impedía a todo trance y con derroche de energías asistir a la universidad y ya sabemos que la asistencia era celosamente vigilada. De poco sirvió la barra torera con que concurría a la Plaza de Santa María y la regla de las tres ausencias, porque sólo tres veces había ido a clases ese semestre, me embistió determinando mi expulsión del ruedo.

Alguna fibra debió tocar mi padre, cuya abuela paterna era también de Marinilla, aunque aún yo no lo sabía ni a esa edad me importaba mucho, para que luego de dos visitas al P. Giraldo que significaron dos vuelos entre Bogotá y Panamá, accediera a que pudiera repetir el año y para mi buena suerte, aunque temí quedarme sin los excelentes compañeros y amigos que había hecho en el curso hasta entonces, gané con los que me tocaron como compañeros el siguiente año, otros magníficos amigos, de modo que doblé la camaradería que había tenido hasta ese momento, sin perder los anteriores.

Al año siguiente fui alumno ejemplar, nunca me volví de las derechas del padre, pero asistí puntualmente a clases, sacaba buenas notas y, especialmente, la mano de mis compañeros de la promoción 73 que entonces con Marilú Romero Mantilla, Rafael González Zamorano y Hugo Salazar Peláez llevaba el Consultorio Jurídico de la Universidad, se extendió para acoger mi ofrecimiento de dedicarle tiempo al consultorio y colaborar en él, por lo que al año siguiente fui uno de sus monitores y ello me reabrió las simpatías del P. Giraldo, y ya siempre fuimos buenos amigos.

RGZ.- Todos tenemos en la Universidad un número muy grande de profesores, habiendo sido Lizandro uno de ellos. Pero quisiera que nos contara ¿que otro profesor o profesores tuvieron mas incidencia en su educación universitaria y por qué? ¿Cuál o cuales le caían muy bien o recuerda con más cariño? ¿Con cuál de ellos se rajó?

R./ De casi todos los profesores conservo muy buenos recuerdos, pero sin duda tuve mis preferencias, entre quienes destaco al Dr. Roberto Suárez, con quien conversaba con frecuencia en su oficina y de quien hoy reconozco que fueron muchas más las veces que él tuvo razón cuando yo cuestionaba algo y me daba su respuesta, que mis posiciones. Los Doctores Gaitán Mahecha, Orjuela Hidalgo y Chepe Esguerra por otra parte, siempre me parecieron de una coherencia, sensibilidad jurídica y consistencia lógica extraordinarias e Ignacio Restrepo fue un acicate excepcional para preguntarme y muchas veces investigar y explicarme a mí mismo las razones, los porqués y sustentos filosóficos que dan sentido a las leyes, el orden jurídico, la armonía social y el ejercicio de nuestra profesión.

RGZ.- En el curso, que era bastante numeroso, había muchos grupos de amigos, lo que es apenas natural y que ahí mismo se integran por su afinidad en la actividad o por que se conocen de antes, como por ejemplo los que se van de farra con cierta asiduidad, los que más toman, los ñoños, en el sentido de ser los más dedicados a los estudios, pero en especial en nuestro curso existían  los que se hacían adelante y los que se hacían atrás que es este el grupo al cual le tienen un poco más de miedo los profesores porque es en donde más gallo se mama ¿En cuál de estos grupos se identificaba más y por qué?. ¿Quiénes eran los más farreros?

R./Casi siempre me senté de la mitad para atrás, muchas veces en la última fila; de vecinos cercanos recuerdo a Edgar Plazas, Carlos Pizarro, César Jaime Gómez, Carlos Vicente De  Roux, Gilberto Alzate, Toño Pinillos, Hugo Salazar, Pecoso Montoya, Guillermo Bueno y Guillermo Villamil.

Cuando me ubicaba más adelante, que eran las menos veces, los vecinos eran Beatriz Escobar, Noemí Sanín, Marilú Romero, María Claudia Roa, Nancy Berdugo, Luis Guillermo Candela, Camilo Cabal, Helber Londoño, Camilo Arciniegas, Luis Fernando Uribe y Hernando Sendoya es decir entre la segunda y cuarta filas.

 

Nunca reté a los campeones de la primera fila como eran Alberto Uribe, Juancho Turbay, Ernesto Samper; por mí podían conservar sus títulos. Alternar sitios tampoco era infrecuente, y así me di la oportunidad de hacer buena amistad con todos. De paso, pido disculpas a los que no he nombrado, pero a todos los tengo muy grabados en mi corazón.Recuerdo además los enriquecedores debates de clases y de pasillos, siempre insuperables.

 

RGZ.- Uno siempre espera pasar todas las materias sin problema para no tener que presentar los famosos supletorios, como fue el caso del suscrito con civil bienes de Cuervo. Le confieso: ¡Yo le tenía pavor! ¿Usted se quedó en alguno de ellos? Como los exámenes, si recuerda, la gran mayoría era orales… ¿Alguna vez hubo algún problema por algún giro idiomático en el examen?

R./ Tú Rafa, tenías sobradas razones para tenerle pavor al Dr. Cuervo quien, como todos sabíamos, había sido objeto de tus excelentes remedos, lo malo es que él también lo sabía y no toleraba la competencia.

A finales de primer año me enfermé de tifoidea y me regresé a Panamá cuando solamente había presentado uno o dos exámenes; sin embargo el Padre Giraldo me dio la oportunidad de presentar todos los exámenes como si se tratara de supletorios y no tuve ningún problema.

Después de esa ocasión, no recuerdo ninguno más a lo largo de la carrera. De hecho generalmente regresaba de vacaciones a Bogotá, justo el último día antes de comenzar semestre y por eso casi siempre estaba anotado entre los tres últimos para presentar los exámenes orales. Cuando no me anoté de último, fue porque Junior Turbay se me había adelantado a reservar el puesto.

RGZ.- Un momento que vivimos con bastante intensidad, fue el famoso paro estudiantil que, recuerdo, fue complicado porque los protagonistas en la Javeriana querían que toda la universidad entrara en dicho paro, siendo el epicentro del bochinche la parte de afuera de la cafetería, la cual quedaba detrás de la oficina del padre Giraldo. Recuerdo aún la cabeza blanca del padre Giraldo quien al parecer ni se inmutaba con los gritos de los estudiantes, pero que sin vernos estaba tomando nota de las personas que estaban participando allí y que después muchos de ellos, lastimosamente, salieron de la facultad. ¿Cómo vivió ese momento?

R.- Yo estuve muy activo en este tiempo y de hecho actué como moderador en alguna de las asambleas de estudiantes de Derecho que hicimos por allá por la Facultad de Ingeniería y estaba convencido de que debíamos aceptar la oferta de la universidad de concedernos a los estudiantes la presencia de un representante estudiantil en el Consejo de Facultad, aunque fuera sin derecho a voto. Nuestra posición resultó derrotada porque la mayoría de los compañeros de la facultad se abstuvieron de votar como protesta por tan nimia concesión, y así nos quedamos sin ninguna representación. Creo que tampoco llegó a haber paro alguno. La lección que aprendí fue la de que había que participar y aprovechar y ocupar los espacios que nos quedaran al alcance.

En ese mismo año hubo también un movimiento estudiantil para que se reabriera la Universidad Nacional que llevaba ya varios meses cerrada. Este movimiento era de todas las universidades y, naturalmente, aupado por las izquierdas, lo que era su mayor pecado. Hubo una manifestación que terminó siendo muy grande cuando concluyó colmando la Plaza de Bolívar y que pasó frente a la Javeriana, en ese momento nos incorporamos juntos a ella, justo bajo la vista del Padre Giraldo que tomaba nota desde el ventanal que daba a la Carrera Séptima, Carlos Pizarro y yo.

Al final de ese año, 1971, se pasaron las cuentas. En mi caso yo había dado todas las justificaciones para hacerlo desde el punto de vista académico, por mis cuantiosas ausencias, pero el grupo se vio privado de los enriquecedores aportes diarios de Carlos Vicente De Roux, Camilo Arciniegas, Gustavo Gallón y Carlos Pizarro; no obstante, su presencia perduró y aún hoy está presente y ha contribuido a moldear nuestro carácter y personalidad de grupo, más abierto, más comprensivo, más racional y más compenetrado con las realidades sociales.

 

RGZ.- Finalmente, querido PIZCO, con mis sinceros agradecimientos de verdad por la atención a esta entrevista, sobre la cual desde ya le presento excusas lo mismo que a mis compañeros de promoción si he cometido errores en las preguntas o el enfoque de esta, debido a mi total y absoluta inexperiencia como periodista, pero no podía dejar pasar este momento que es muy importante para la promoción como lo han sido los momentos en que otros compañeros han llegado a altísimas dignidades sin registrarlo en esta página que he venido publicando con cierta asiduidad y que me complace confirmar que tenemos más o menos 1004 lecturas que la leyeron el año anterior, de acuerdo al marcador que wix.com lleva de la misma. Deseo que nos mande un mensaje a todos los amigos de la promoción de abogados de 1973. Personalmente le deseo muchos éxitos en esa carrera hacia la vicepresidencia y creo que todos, sin excepción, lo acompañamos de todo corazón y le deseamos a Panamá lo mejor para su futuro y ese futuro es PIZCO.

R.- Guardo bellos recuerdos de ustedes mis compañeros y compañeras de universidad con quienes compartí un trecho trascendente de mi vida en los momentos en que adquiría y moldeaba mis capacidades, destrezas, personalidad, principios y carácter.

Hago votos porque el tiempo que entonces compartimos, a sabiendas de que jamás podrá volver a ser el mismo, nos regale la oportunidad de reencontrarnos con tanta efervescencia como entonces en las aulas, en los debates, en la formación, en las revoluciones y en las gestiones, con la fraternidad que siempre hemos de conservar.

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