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Ex Magistrado rompe silencio después de 30 años de la toma al Palacio de Justicia

 

Posted on noviembre 7, 2015

 TRANSCRITA LITERALMENTE DE LA PAGINA http://decerca.com.co/exclusiva-exmagistrado-entrevista-tomapalaciodejusticia/ 24/05/2016

Después de treinta años, un ex magistrado de la Corte Suprema de Justicia decidió romper su silencio y hablar sobre los hechos que ocurrieron dentro del Palacio de Justicia el 6 de noviembre de 1985. A sus 89 años, Francisco Camacho dió su primera declaración oficial como testigo de la toma y la retoma del Palacio. Se negó durante varios años a hablar y contar la historia de lo vivido en esa fecha, en especial ante la prensa por miedo a exponerse frente al M-19. El 6 de noviembre de 2015 nos da su primer testimonio.El Doctor Francisco Camacho era magistrado de la Corte Suprema de Justicia durante la toma del Palacio en 1985. Afortunadamente, a sus 59 años de edad en ese momento, se encontraba en el primer piso fuera del blanco de los guerrilleros del M-19 que buscaban a los magistrados.

DeCerca: Doctor Camacho, ¿me podría contar cómo fue la toma del Palacio?

 

F.C (Francisco Camacho): Eran las 11:35 de la mañana del 6 de noviembre de 1985. Me encontraba yo, Francisco Camacho Amaya, en compañía del doctor Juan Benavides Patrón, en ese momento decano de Derecho de la Universidad Javeriana. Yo era profesor de Derecho Laboral en la Facultad de Derecho de la Universidad Javeriana, y por tanto muy cercano al doctor Benavides Patrón, decano de esa facultad.

En ese momento, en la hora indicada, sentimos en la Secretaría de la Corte Suprema de Justicia que irrumpían por dos sitios los integrantes del asalto al Palacio. Uno por la carrera séptima, entrada principal, y otros por el parqueadero del edificio. Comenzaron con granadas de mano para producir impresión y susto a los integrantes del edificio. Nosotros estábamos en el primer piso, andábamos en un pasillo muy amplio sobre una terraza del Palacio de Justicia y cuando sentimos que ya irrumpían con más granadas los asaltantes, entonces cerramos la puerta, y como tenía un cancel la oficina de la secretaría de la sala laboral de la corte ahí detrás nos escondimos para que no nos vieran los asaltantes que estaban ya en el pasillo principal del edificio. Inmediatamente después oímos los gritos del comandante supremo de los asaltantes al Palacio que decían: “¡al despacho de Patiño Roselli, al despacho de Medina Moyano!”. Entendimos entonces que iban dirigidos primero a los miembros de la sala constitucional de la Corte Suprema de Justicia, entonces no existía Corte Constitucional, sino que la Corte Suprema, tenía una sala especializada para juzgar la inexequibilidad de las leyes. En ese momento supimos que los magistrados de la Sala Constitucional, que tenían sus oficinas y su sala de reuniones en el cuarto piso del edificio del Palacio iban a discutir una ponencia del magistrado Patiño Roselli sobre la inexequibilidad de la extradición de los colombianos a los Estados Unidos por efectos de los delitos que cometían en relación con el narcotráfico. Más tarde, dos días después, supimos que efectivamente el asalto fue financiado por Pablo Escobar, principalmente, que era el jefe del narcotráfico en Colombia en ese momento. La Comisión Investigadora nombró al Gobierno para esclarecer los sucesos del Palacio, dijo que no había pruebas sobre la conexión entre los asaltantes y Pablo Escobar o los narcotraficantes que componían el clan que manejaba esos delitos en ese momento. Pero nosotros, que estábamos adentro, teníamos la convicción de que el asalto se debió o tuvo como causa principal, impedir que la Corte Suprema de Justicia fallara en favor de la extradición de los colombianos a lo Estados Unidos, de manera que ellos financiaron, este es un hecho que después las autoridades colombianas confirmaron. En ese instante, unos 10 o 15 minutos después, empezamos a percibir en la Secretaría de la Sala Laboral un humo que entraba por encima —porque el edificio era con espacio abierto— proveniente de la biblioteca del Palacio de la Justicia el extremo norte de ese edificio. Naturalmente, como ahí había tapetes, cortinas, libros y expedientes, era a prenderle la candela. Empezaba a atizar el fuego un humo terrible. Sentimos alrededor de las 12:30 del día que entraba un humo insoportable a las oficinas donde estábamos nosotros situados, eran muy cerca de a la biblioteca.

 DeCerca:¿Sabe de qué eran todos los expedientes quemados?, ¿en relación a qué?

 

F.C: Sé qué documentos se quemaron porque finalmente por la noche el fuego se atizó, quizá porque había mucho viento en Bogotá y el edificio se quemó casi por completo. No quedó casi un cascarón. De manera que se quemó, y no sabemos qué expedientes había. Pero lo importante no era quemar expedientes. El objetivo no era quemar los expedientes, sino impedir que los de la Sala Constitucional fallaran sobre la extradición, impedir la extradición a Estados Unidos.El incendio se medio apagó, o se apaciguó hacia las 2:30 0 3:00 de la tarde pero seguía vivo el fuego que se alzó con el viento hacia las 8:00 o 9:00 de la noche. Se prendieron otros pisos, la biblioteca quedaba en el segundo piso; entonces el segundo, el tercer y el cuarto se vieron puestos en llamas más terribles. Yo veía las llamas porque yo ya había salido y estaba en la casa llamada por el Florero de Llorente, en la esquina de la Carrera séptima con la Calle 11, al frente de la Catedral primada de Colombia. Durante todo ese tiempo, oímos los estruendos terribles de las bombas y de las granadas que tenían los del M19 para atemorizar a las personas que ocupaban el Palacio de Justicia. Al final entró, a las 3:30 de la tarde, un tanque o dos tanques del Ejército Nacional por la puerta principal. Derribó la puerta y entró un tanque pequeño. Pudieron entrar y se situaron en el pasillo principal del Palacio de Justicia. En ese momento, los militares empezaron a evacuar el primer piso para ir limpiando los demás pisos más tarde. Como yo estaba en el primer piso, nos pusieron contra la pared para que saliéramos prendidos unos a otros como un carrusel hacia la puerta principal para salir hacia la Casa del Florero. Pasamos enfrente del tanque. Prendidos unos a otros de la cintura, pasamos la Carrera séptima y pasamos por la puerta de la Casa del Florero a que el ejército o las autoridades de ese momento, hicieran el chequeo de quién se trataba, si éramos personas integrantes de la corte o si éramos abogados, lo que fuéramos para poder liberarnos. Efectivamente, mostré mi carné, el doctor Benavides Patrón también y los demás empleados de la Secretaría de la Corte. Estaban varios empleados: el secretario, la secretaria, que era una mujer; los escribientes, el mensajero de la Sala Laboral. Una vez en la Casa del Florero, pasamos uno por uno mostrando nuestra identificación y una vez terminó esa labor, salimos por la puerta que queda sobre la Calle 11 hacia el oriente, hacia los cerros, hasta la carrera cuarta nos dijeron. Por esa carrera cuarta nos desplazamos hacia el norte de la ciudad, yo tenía mi automóvil en un parqueadero cerca al Palacio, no lo había llevado, pero lo tenía en la Carrera quinta con la Calle 18. Naturalmente se salvó del incendio mi automóvil porque ese día quise ir a pie para hacer ejercicio y no parqueé en el parqueadero número 81. Pudimos llegar con el doctor Benavides que me acompañó por toda la carrera cuarta para salir en el automóvil hacia nuestras residencias.En el Palacio estaba mi secretaria, se llamaba Cecilia Concha. Ella era un mujer altísima, solía usar faldas largas casi hasta los tobillos. Ese era un modo de vivir de ella, y a esa secretaria le quitaron el vestido, se lo puso una guerrillera que le quitó la cédula y el carné de empleada de la Corte de Justicia. La guerrillera pasó a la Casa del Florero. Después de que salí supe que mi secretaria no había salido del Palacio viva, en realidad, la que salió viva fue la guerrillera. Se había puesto el vestido de mi secretaria en la Corte. Entonces no llegó a su casa al día siguiente, por información de donde vivía me dijeron que estaba muerta. En estos últimos días que he visto su figura como desaparecida, para mí ha sido una sorpresa porque la vimos en ese momento como muerta, y se comprobó que la guerrillera sí había salido viva y que se había puesto su vestido y el carné. Al parecer era parecido a ella, entonces le dieron salida. Yo supe desde un principio que estaba muerta, por eso le quitaron el vestido para poder ponérselo la guerrillera. La identificación de las víctimas ha sido una labor muy complicada. Los cadáveres quedaron calcinados por el incendio del Palacio, por el incendio de las 8:00 de la noche que vimos desde la Casa del Florero antes de ser liberados. Las llamas prendieron los pisos y envolvieron todo el Palacio.

DeCerca: ¿Qué piensa sobre las acusaciones de algunas personas hacia el ex presidente Belisario Betancur sobre los desaparecidos y los crímenes?, ¿qué grado de responsabilidad tuvo sobre los crímenes?

 

F.C: No podría afirmar que los desaparecidos fueron causa del Ejército, yo salí perfectamente. El ejército y las autoridades del momento me pidieron la identificación y me dieron la salida. No puedo decir que hubo personas que salieron vivas. Ese es un punto en el que toca hacer un tema de investigación. Yo pienso que en todo ese revuelto de cuerpos quemados que parecían —como se dice vulgarmente— un chicharrón, es difícil decir que hubo desaparecidos. No hicieron una investigación inmediata de todo esto, y los sistemas de identificación que hay hoy no existían en ese momento, así como el ADN. Simplemente por señales de joyas o de dentadura pudieron decir que la bolsa contenía los restos de tal persona.

 

 DeCerca: El M-19 fue perdonado y pasó con amnistía. Hace poco se pidió un juicio de Belisario Betancur por los hechos de la toma del Palacio de Justicia…

 

F.C: Lo que pasa, por la información que tuvimos, es que el presidente de la República le dio las facultades al Ministro de Defensa, un General del Ejército que hoy está muerto. Como está muerto no sabemos si realmente recibió órdenes del presidente de la República, el cual es constitucionalmente el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, la orden de que se hiciera cargo de la toma del Palacio y que hiciera lo que estuviera a su alcance. Los guerrilleros del M-19 sí pretendían, por lo que decían en ese momento en la radio, era hacer que Belisario Betancur fuera a la Corte, entrar a la Corte para juzgarlo allá. Juzgarlo por los magistrados. Esas son versiones que yo no puedo tener la seguridad de que existieron o no, nosotros en el primer piso no estábamos informados sino de la toma y de que efectivamente el ataque fue primero para coger a los magistrados de la Sala Constitucional, le tenían un pavor espantoso a la extradición. Ahora muchos narcotraficantes están pidiendo que los manden a los Estados Unidos porque allá pueden negociar con la fiscalía de ese país y pueden volver a Colombia en pocos años. En los últimos años han habido muchos y a muchos extraditados los han devuelto a Colombia después de una negociación. Así ha pasado con muchos.

 

 DeCerca: ¿Qué piensa que debió haber hecho el ex presidente Betancur en ese momento?

 

F.C: Pues supongo que Betancur, por lo que nos enteremos en esos días, le entregó todo el poder al ministro de Defensa para que dirigiera a los militares y retomaran el Palacio. Quisieron tomarlo por el aire, en helicóptero que volaba para descolgarse por la terraza del Palacio, ahí mataron al oficial que se descolgó del helicóptero para comenzar a rescatar. No lo pudieron rescatar por aire entonces les tocó rescatarlo por medio de los tanques que penetraron el Palacio hacia las 3:00-3:30.

 

 DeCerca: La opinión pública afirma que el ejército de Colombia entró antes de que le diera órdenes Betancur.

 

F.C: Yo sí creo que Belisario les dio órdenes al Ministro para rescatar el Palacio y pasó lo que pasó. Ahora tenemos el caso, que para mi es injusto, los del M19 quedaron con amnistía y salieron. Son inclusive senadores que tuvieron que ver con el asalto. Navarro y Bustamante son senadores actuales, pero bien pueden ser senadores, les perdonaron el acto. Navarro ahora dice que no intervino, supuestamente estaba en Popayán. Nosotros creímos en ese momento que Navarro estaba dirigiendo la operación pero no tengo pruebas, no puedo decirlo. En todo caso, quedaron perdonados. Everth Bustamante es senador del Centro Democrático, de Uribe Vélez, y él sí estuvo dentro de la Embajada dominicana. A los de la Embajada de República Dominicana los sacaron y los llevaron a Cuba. Se fueron en avión que Cuba prestó para ayudar allá lo liberaron. Lo de la Embajada lo manejó Turbay con guantes de seda. Claro que esto era más pequeño, diferente de controlar… eran como veinte diplomáticos que estaban en una invitación para un almuerzo donde llegó el M-19 y cerró las puertas, los aprisionó y no los dejó salir.

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